El futuro de la RSC es imposible sin inversión responsable

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Marzo 31, 2023
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La inversión responsable, imprescindible para el futuro de la RSC

La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) se ha convertido en una piedra angular de la labor empresarial. Para poder llevarla a cabo y cumplir tanto con la legislación vigente como con los objetivos que se marca cada compañía, es imprescindible apostar por la inversión responsable y entender que ambas iniciativas van de la mano.

La Responsabilidad Social Corporativa es el compromiso de cada organización con el medioambiente en el que se desarrolla y con la sociedad de la que forma parte. Como explica la ONG Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, «La RSC es una forma de dirigir las empresas basado en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general».

Un aspecto muy importante que tener en cuenta es que esta labor va más allá del cumplimiento con la legislación vigente, algo que por otro lado se da por su puesto. En cambio, las leyes y normas sobre el impacto social y medioambiental de la actividad empresarial son el punto de partida desde el que se desarrolla la actividad de RSC. Por lo tanto, está en manos de cada empresa apostar por estas iniciativas.

Por eso, y por la importancia que tiene la RSC en el futuro de nuestra sociedad y de nuestro planeta, cada vez hay más organismos e instituciones oficiales cuya función es impulsar la responsabilidad social de las empresas fomentando su cumplimiento a través de inversiones responsables. En este sentido, destacan los Principios para la inversión responsable (PRI por sus siglas en inglés), una red internacional de inversores respaldada por las Naciones Unidas.

A continuación, vamos a detenernos en los puntos clave de la inversión responsable para aclarar las dudas más frecuentes y entender su relación con la Responsabilidad Social Corporativa.

¿Qué es la inversión responsable?

Antes de nada, comencemos con la definición de la inversión responsable para entender qué es y en qué ámbitos opera. Según el PRI, «es una estrategia y práctica que incorpora los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG por sus siglas) en las decisiones de inversión y la administración de activos. Además, complementa las técnicas tradicionales de análisis financiero y de construcción de portafolios». Es decir, es un plan de acción por el que se fomenta que se tengan en cuenta una serie de factores a la hora de decidir si se lleva a cabo o no una inversión.

Algunos ejemplos de estos factores ASG son:

  • Ambientales:
    • Cambio climático
    • Agotamiento de recursos
    • Residuos
    • Contaminación
    • Deforestación
  • Sociales:
    • Derechos humanos
    • Formas modernas de esclavitud
    • Trabajo infantil
    • Condiciones laborales
    • Relación con los empleados
  • Gobernanza:
    • Soborno y corrupción
    • Compensación de ejecutivos
    • Diversidad y estructura de las juntas directivas
    • Cabildeo o «lobby» político y donaciones
    • Estrategia tributaria

¿Por qué la inversión responsable?

Siguiendo con el análisis de la situación que hace el PRI, hay que señalar que hay varias fuerzas que impulsan el desarrollo y la apuesta por la inversión responsable. Las tres fundamentales son:

  • Materialidad: Cada vez hay mayor entendimiento tanto en la industria financiera como en la academia de que los factores ASG previamente mencionados influyen de manera directa en el rendimiento de los inversores. Por lo tanto, si se incluyen estos factores ASG de manera explícita y sistemática tanto en el análisis como en las decisiones de inversión, se logrará una mejor gestión de los riesgos y, por lo tanto, mejorarán los resultados.
  • Demanda por parte de los clientes: Se está viviendo desde hace unos años una verdadera tendencia a la transparencia, y es habitual, y esperable, que los clientes demanden transparencia sobre cómo y dónde se invierte su dinero. Uno de los motivos para esta evolución es el punto anterior: la conciencia de que los factores ASG influyen en el valor, los rendimientos y la reputación de la empresa.
  • Regulación: Desde mediados de la década de 1990, ha aumentado significativamente la regulación de la inversión responsable, y, sobre todo, tras la crisis financiera de 2008. También se ha dado un cambio en la mentalidad por parte de las autoridades reguladoras, tanto nacionales como internacionales, al entender el papel que el sector financiero puede desempeñar en la superación de desafíos globales como el cambio climático, las formas modernas de esclavitud o la evasión de impuestos.

Ante estos puntos, está claro que la inversión responsable va mucho más allá de cuestiones morales y éticas, como ocurría con otras visiones de la Responsabilidad Social Corporativa. No hay duda de que la inversión responsable tiene un impacto material al fomentar mejores resultados económicos por parte de las empresas que tienen en cuenta los factores ASG. Posiblemente, esta sea la clave para atraer capitales de diversa índole, incluyendo aquellos cuya única prioridad es el desempeño financiero. Y, por eso, el futuro de la RSC pasa por la atención a la inversión responsable.